domingo, 31 de octubre de 2021

EL CISNE COMO SÍMBOLO DE PUREZA ESPIRITUAL

 

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Introducción

 

El Símbolo del Cisne, es ecuménico y ha sido calificado desde la más primordial antigüedad como un altísimo distintivo de Majestad Espiritual; vinculándolo con los Arcanos Sagrados en un variado número de pueblos y creencias religiosas. En numerosas Culturas y Tradiciones (hinduista, celta, griega etc.,…), la imagen del Cisne, ha personificado la Beldad, la Elegancia y la Virginidad.
 

 

El Cisne a lo largo de diferentes Pueblos y Culturas

 

Desde una visión Hinduista

 

En su forma emblemática es, incondionalmente, de color blanco, si bien no se constituye una distinción especial entre el Cisne, propiamente dicho, y otras voladoras análogas, como podría ser, su pariente más cercano, el ganso.

 

Sus lazos con lo divino son diáfanos. Surge vinculado a Sarasvatî, la deidad femenina de la Sabiduría; es, indistintamente, la representación zoomórfica del Dios Brahmâ, el hacedor de la triada hindú. Y es, igualmente, la divisa de la libertad alcanzada gracias a una Simpar Espiritualidad. Por expansión con Brahmâ, se les otorga el epíteto de «cisne» a aquellos que se han redimido del curso de las reencarnaciones. Así mismo, de los santones, se cuenta que han adquirido el grado de paramahâmsaCisne Supremo»).

 

El Cisne posee una señal marcadamente dualista. Nada en el agua pero no está sujeto a ella, sino que puede surcar el cielo y, además, el líquido elemento no le cala. Es como la naturaleza divina, que, si bien figurada y moradora en la persona, se mantiene de manera plena, autónoma e indiferente al transcurrir de la vida particular. Precisamente, el vocablo sánscrito hamsagâtamovimiento del cisne»), se refiere a la emancipación final del alma.

 

El mismo emblema del Cisne permite simbolizar el Sol, o Alma, de una PERSONA. Del mismo modo, es un significativo signo en las creencias Hinduistas Advaitas: puede navegar, separando las aguas, sin bañar su plumaje y es, por tanto, distintivo de la PERSONA iluminada; que no es impresionable por hechos, u objetos, acaecidos en la tierra; ostentando la capacidad de distinguir entre barbarie y comprensión.

 

  

Cultura Celta

El Cisne asume una tarea muy notoria en la sociedad celta. Es el intermediario entre las deidades y las PERSONAS; manifestándose, con ellos, en esa travesía del Más Allá. De Igual manera ayuda, junto a los dioses, a guiar el mundo en todos los distintos estados de la Luna y al cambio de estaciones.

Para los celtas, es la integridad de las vírgenes y es el reverdecer primaveral. En el primer equinoccio del año (mediados de marzo) se celebra que el apolíneo contrapeso entre la noche y el día se quiebre para hacer sitio a la gloria de la Luz.

 
 

Mitología Griega

 
El Dios supremo Zeus, “Padre de todos los dioses”, se transforma, a la hora de perpetuarse, en un variado ramillete de animales y manifestaciones de todo tipo. Uno de los más conocidos, y divulgados en el arte, es en referencia al Cisne, plasmado en el mito de “Leda y el Cisne”: en un encuentro aparentemente casual Leda es poseída por Zeus, el cual se halla trasfigurado en un “inocente”, hermoso, luminoso y libidinoso Cisne Blanco.
 
Así mismo, es un ave glorificada a Apolo, como dios de las artes musicales, porque se creía (en aquel tiempo) que, poco antes de fenecer, emitía sonidos melodiosos. El propio Pitágoras de Samos relató que: “esta ave se asemejaba a un alma que jamás muere y que su canto antes de morir viene de la alegría que experimenta porque va a ser liberada de su cuerpo mortal”. Platón, como ferviente seguidor del de Samos, era de la misma opinión. 
 
Fruto de todo ello se dice que, está en unión permanente con las divinidades del olimpo, con la Beldad y con la Eternidad, pues el canto es el arte de la armonía musical a la que anhela todo ser vivo y que, él, oficia, precisamente, cuando va al encuentro del Supremo Hacedor. 
 
 

Conclusión

Debido a la divina proyección totémica del Cisne, y al revelar nuestra propia divinidad, abrimos espacios para lograr inéditos estados de conciencia y el propio crecimiento de destrezas intuitivas. En el mundo onírico, el Cisne Blanco, es la alegoría de pulcritud y catarsis de trayectorias vitales propias. De esta manera, la efigie del Cisne, provee distinción, gentileza, fraternidad y belleza a quien lo porta. Concede purificación y saneamiento espiritual; convirtiendo, así, nuestra transición vital. Del mismo modo, el Cisne Emblema, es excelente para aquellos que aspiran a crecer espiritualmente. Desde una perspectiva netamente alquímica encarna al Ser Andrógino Perfecto: el Sol (de la Masculinidad) y la Luna (de la Feminidad).

En síntesis: esta bellísima ave, de una gran capacidad para la creación y, por ende, para la regeneración, es símbolo excelso, y sin parangón, de Pureza Espiritual.

 

Santiago Peña

 

 

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